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*Lugares del Camino*: LeóN

18 mayo, 2006

LeóN

INTRODUCCIÓN

Antes de hacer este trabajo la verdad es que ni siquiera sabia que existía esta catedral, yo en realidad quería algún templo renacentista, pero estaban cogidos y creí que hacer este trabajo seria interesante, por lo que me dispuse ha hacerlo y espero que me salga bien.

Catedral de León, iglesia episcopal de León (España), es la más tardía de las grandes catedrales góticas españolas del siglo XIII, junto con las de Burgos y Toledo. Comenzada hacia 1255, sus obras concluyeron aproximadamente en 1302.

CARACTERISTICAS ARQUITECTONICAS

. La planta es una réplica de la Catedral de Reims. Tiene unas dimensiones de 90 m de larga, 30 m de alta y 29 m de ancha. Dividida en tres naves, de la entrada al transepto, y cinco naves del transepto al altar mayor. En sus muros presenta 125 ventanales, con 1800 metros cuadrados de vidrieras policromadas de origen medieval, siendo consideradas de las mejores del mundo en su género. De ellas, destacan el rosetón central situado en el pórtico central, entre las dos torres de aguja, así como las de la Capilla Mayor, el transepto norte y la Capilla de Santiago, es algo más corta; los sistemas de bóvedas se relacionan con Amiens y Beauvais. Es la segunda de las grandes catedrales españolas.

Su interior presenta tres naves. No tiene capillas laterales, aunque sí un amplio crucero también de tres naves centrado en planta. Tiene dos tramos rectos antes de la girola. La girola es única, se abre en cinco capillas poligonales.

El alzado interior presenta un estrecho triforio, organizado con arcos apuntados que cobijaran otros. Hay que destacar también el rosetón. Tiene unos amplísimos ventanales con vidrieras original. Convierten a la iglesia en un edificio de cristal.

La organización de la fachada tiene influencia francesa, también del Maestro Enríquez.

Desarrolla un amplísimo programa iconográfico.

Presenta la catedral tres fachadas, cubiertas por completo de esculturas góticas: fachada occidental, fachada sur y fachada norte.
La fachada occidental se denomina de la Virgen Blanca. En la puerta principal se halla la figura de la Virgen Blanca. Esta virgen está acompañada por dos apóstoles.
La fachada sur consta de tres portadas: la central con un tímpano inspirado en la puerta del Sarmental de Burgos, la derecha presenta en su tímpano la escena de la traslación de San Froilán a la catedral y por último la izquierda denominada de la Muerte.
L
a fachada norte también llamada de la Virgen del Dado.

El principal tesoro de la catedral son sus increíbles vidrieras, de los siglos XIII al XX, ocupan mil doscientos metros cuadrados y son el elemento decorativo más importante. Las más hermosas son las de la capilla mayor y el crucero.
Destacan así mismo el coro, del siglo XV, y la capilla de Santiago, ejemplo del gótico florido.

La arquitectura Gótica es muy diferente a la Románica. Su sentido ascendente, los arcos apuntados, todo tendencia a elevación, idea de llegar al cielo. Aquel concepto de dios terrible y todopoderoso de la época precedente va desapareciendo.

Llama la atención en este periodo la poca importancia que el muro tiene, sólo sirve para cerrar y se puede prescindir de el. Se sustituyen por amplios ventanales, vidrios de colores que crean un juego vistoso y luminosidad que lo inunda todo.

En esta catedral de León, la búsqueda de la luz tiene cumplidas soluciones con su impresionante conjunto de vidrieras, uno de los más importantes de Europa: en ellas el color es más rico que en las francesas y sobre el predominio de azules y rojos, tan francés, aquí se aporta la gama de verdes, ocres y amarillos.

La catedral es el edificio más importante del estilo Gótico. El Gótico llega cuando la vida está cambiando, la ciudad despierta y con ella el comercio, la industria. La catedral empieza a tener mucha más importancia.

Hay grandes cambios arquitectónicos, como el empleo del arco apuntado en vez del de medio punto. La bóveda de arista se sustituye por la bóveda de nervadura o crucería. Siguen existiendo los arcos fajones y los formeros.

El arco puede estar más apuntado o menos. Las columnas se van haciendo, en el gótico, cada vez más delgada y se le llama baquetón. Se convierte en nervio adosado al pilar. También es normal que las columnas que estén adosadas a un pilar compartan un mismo capitel. Un capitel corrido para albergar a todas las columnas, y puede pasar lo mismo con la basa. Pero si cada una tiene el suyo propio, se van alternando una basa más arriba y otra más abajo.

El muro lo van haciendo desaparecer y es cuando emplean el arbotante, es como un elemento de soporte de la nave central que surge donde termina la bóveda, recoge el peso de la cubierta y lo lleva al estribo y para que el estribo no se venza se coloca el pináculo que es una especie de pilar en forma de aguja.

La decoración se centra en los arcos, es de tracería. Molduras de piedra, vegetales, formas geométricas. Casi todas las ventanas lo tienen. El trébol, yedra, cardo en los capiteles.

HISTORIA

Originariamente, sobre en la ubicación de la catedral, la legio VII gemina había construido termas y otros edificios públicos. Recientemente se han descubierto algunos de estos restos romanos, junto a la fachada sur. Con la reconquista, son convertidos en palacio real. En el año 916 el rey Ordoño II, que hacía pocos meses había ocupado el trono de León, venció a los árabes en la batalla de San Esteban de Gormaz. Como señal de agradecimiento a Dios por la victoria, cedió su palacio para construir la primera catedral española.

Almanzor devasta la ciudad, pero afortunadamente los daños en la catedral fueron fácilmente reparados, ya que el año 999 era coronado en ella el rey Alfonso V. Tras una sucesión de revueltas políticas y de duras empresas bélicas, hacia el 1067 el estado de la Catedral era de suma pobreza. Ello conmovería al rey Fernando I, quien, después de trasladar los restos de San Isidoro a León, "se volcó en favores a la misma".Con la ayuda de la princesa doña Urraca, hermana del rey, se inicia la construcción de una segunda catedral, acorde con las aspiraciones de la cristiandad románica, y dentro de su estilo arquitectónico. Ocupaba la sede episcopal Pelayo II. Aunque inicialmente románica, su estilo era fundamentalmente gótico, construida en ladrillo y mampostería, con tres naves rematadas en ábsides semicirculares, dedicado el central a santa María, como en la iglesia anterior. Aunque toda ella estuviese ejecutada dentro de las corrientes internacionales, contemplando lo que ha pervivido de su estatutaria, podemos averiguar que tenía su carácter autóctono, utilizándose aún el arco de herradura, al menos como forma decorativa. Fue consagrada el 10 de noviembre de 1073. Es de suponer que en ella trabajasen los mismos canteros que estaban construyendo la Basílica de San Isidoro de León.

Esta catedral se mantuvo en pie hasta finales del siglo siguiente. Cuando accede al trono el último rey de León, Alfonso IX, se asiste en la ciudad y en el reino a un importante cambio social, de creatividad artística y desarrollo cultural.

La construcción de la tercera catedral se inicia hacia 1205 y su estructura fundamental se finaliza en 1301, aunque la torre sur no se termina de construir hasta el siglo XV. Gran parte del solar se asienta sobre restos romanos, hipocaustos del siglo II, lo que dificultó la buena cimentación de los pilares. La acumulación de humedades y la filtración de aguas ocasionaron graves inconvenientes a los maestros. Por otra parte, la mayoría de los sillares de la catedral son de piedra de mala calidad, de tipo calizo, con escasa resistencia ante los agentes atmosféricos. Además, la sutilidad de su estilo es un desafío a la materia; los soportes son sumamente frágiles, las líneas han quedado reducidas a una depuración total, de modo que algunos arquitectos de la época pusieron en duda que tal proyecto pudiera mantenerse en pie.

Éstas han sido algunas de las razones más importantes por las que, ya desde finales del siglo XIV, comenzaron a verse fallos en su arquitectura. En aquella época se resintió al hastial sur, por haberse desequilibrado los pilares torales. Hubo que construir la "silla de la reina", obra del maestro Jusquín. El año 1631 se derrumbaron parte de las bóvedas de la nave central. El Cabildo recurrió a Juan Naveda, arquitecto de Felipe IV, quien cubrió el crucero con una gran cúpula, rompiendo los contrarrestos del sistema gótico, tan distintos de los del barroco. Tanto el hastial como las capillas del sur volvieron a estar en peligro. Aquél tuvo que ser reedificado en el año 1694. Quiso poner remedio a estos desastres Joaquín de Churriguera levantando cuatro grandes pináculos sobre los pilares del crucero, a principios del siglo XVIII, pero las consecuencias de esta intervención serían nefastas.

Por León fueron desfilando grandes arquitectos, como Giacomo de Pavía, mientras los males seguían agravándose. El terremoto de Lisboa del año 1755 conmovió a todo el edificio, afectando de manera especial a los maineles y a las vidrieras. El año 1830 aumentaron los desprendimientos de piedras en el hastial sur y, para salvarlo, Sánchez Pertejo reforzó los contrafuertes de toda la fachada.

El Cabildo temió un desenlace fatal, cuando el año 1857 comenzaron nuevamente a caer piedras de las bóvedas. Intervino entonces la Real Academia de San Fernando, y el Gobierno encargó las obras a Matías Laviña. Éste se dispuso a desmontar la media naranja y los cuatro pináculos que la flanqueaban, pero el peligro de un total hundimiento se hacía más inminente. A su muerte se responsabilizó de las obras Hernández Callejo, quien pretendía seguir desmontando el edificio, cuando fue cesado en el cargo. Con los proyectos de Laviña, continuó la restauración Juan Madrazo el año 1869. Éste era un gran medievalista, buen conocedor del gótico francés. Modificó notablemente la disposición de las bóvedas, volvió a rehacer desde la arcada el hastial del sur y planificó todo el templo tal y como lo encontramos hoy. A Juan Madrazo le sucedió en el cargo Demetrio de los Ríos el año 1880. Purista, como el anterior, continuó dando a la catedral el aspecto primitivo, según su pensamiento racionalista, y desmontó el hastial occidental, que había sido hecho por Juan López y Juan de Badajoz el Mozo, en el siglo XVI. A su muerte fue nombrado arquitecto de la catedral Juan Bautista Lázaro, que concluyó los trabajos de restauración arquitectónica en la mayor parte del edificio, y el año 1895 emprendió la ardua tarea de recomponer las vidrieras. Estas llevaban varios años desmontadas y almacenadas, con grave deterioro. Fue ayudado por su colaborador, Juan Crisóstomo Torbado.

El 27 de mayo de 1966 un incendio arrasó toda la techumbre de las naves altas.

En las últimas décadas se está trabajando con gran intensidad en el tratamiento de la piedra, en un esfuerzo por conservar esta maravilla arquitectónica

INTERIOR DE LA CATEDRAL

1.- Torre de las campanas.
2.- Portada de San Juan.
3.- LOCUS APELLATIONIS.
4.-Portada del Juicio.
4'.- Parteluz: Virgen Blanca (copia)
5.- Portada de San Francisco.
6.- Torre del reloj.
7.- Portada de la muerte.
8.- Portada del Apocalipsis.
8'.- Parteluz: San Froilán.
9.- Portada del traslado.
10.- Silla de la Reina.
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1.- Ábside.

12.- Capilla de Santa Lucía.
13.- Capilla de Ntra. Señora del Carmen.

14.- Capilla del Santo Cristo.
15.- Puerta del Cardo.
16.- Presacristía.
16'.- Sacristía.
16''.- Oratorio.
17.- Capilla de San Antonio.
18.- Sepulcro de Ordoño II.
19.- Capilla de la Virgen Blanca.
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0.- Capilla de la Virgen de la Esperanza.

21.- Capilla del Nacimiento.
22.- Capilla de la Virgen del Camino.
22'.- Capilla de San Andrés.
23.- Capilla Mayor.
24.- Capilla de Santa Teresa.
25.- Acceso al Claustro y Museo.

26.- Portada de la Virgen del Dado.
26'.- Parteluz: Virgen del Dado.
27.- Portada del Claustro.
28.- Puerta de la gomia.
29.- Capilla de San Nicolás.
30.- Capilla del Conde Rebolledo.
31.- Escalera de Juan de Badajoz.
32.- Sala de Piedra.
33.- Piezas retiradas en la última restauración por Demetrio de los Ríos.
34.- Crucero.
35.- Coro.
36.- Trascoro.
37.- Capilla de San Juan de Regla.
38.- Acceso a la Cripta

Capilla De San Juan De Regla

En el cuerpo inferior de la torre del norte está la capilla de san Juan de Regla, conocida como "la parroquia de la Catedral". En sus muros hay dos lápidas con inscripciones alusivas a los rectores de la misma que ya estaba abierta al culto el año 1274. El retablo que exhibe es churrigueresco, con lienzos referentes a la vida de san Juan Bautista; tiene también lienzos de san Juan Evangelista y de la Asunción de la Virgen.

Capilla De Santa Lucia

Al lado opuesto, bajo la torre sur, guarda simetría con la anterior, la capilla de Santa Lucía. Es interesante la pila bautismal que hay en ella, obra de Juan de Badajoz el Mozo; tiene forma de copa cubierta de escamas sobre las que resaltan varias figuras y grupos en relieve entre los que aparecen Moisés, el Bautista, el Bautismo de Cristo, la Ascensión y otro tema difícil de interpretar: se trata del prendimiento de un personaje femenino próximo a ser degollado ante el que hay otro masculino de rodillas; creemos que así como lo anterior simboliza el bautismo de agua, éste último grupo se refiere al bautismo de sangre. Junto a estos temas sobresale el escudo del obispo Pedro Manuel, protector del artista. El retablo es barroco, de principios del XVIII y está presidido por la titular

Crucero Norte

Empotrado en el muro occidental del crucero norte está el sepulcro del obispo Martín Rodríguez, que pasó de la sede zamorana a la de León tras largo forcejeo entre diversas tendencias existentes en el cabildo leonés. Tiene una finura singular, como obra que es del Maestro de la Virgen Blanca. En el frente de la tumba se representa un palacio del que salen los siervos cargados de alimentos que reparten entre mendigos, paralíticos, peregrinos y otros menesterosos; sobre el yaciente, figura la ceremonia de las exequias con la presencia de un grupo de plañideras. Más arriba, muy deteriorado, el calvario. Todo bajo arco lobulado con profusa decoración vegetal y angélica.

Debajo de la pintura de san Cristóbal se conserva un sepulcro que albergó las cenizas de san Alvito, en cuyo epitafio consta que murió el 3 de septiembre de 1062, en Sevilla, a donde se había desplazado por indicación de Fernando I para traer a León reliquias de las santas Justa y Rufina. Al fin, con el cadáver del obispo, se trasladaron a esta ciudad los restos de san Isidoro, hoy venerados en la basílica leonesa.

Pasada la cancela que da acceso al Claustro, hay un valioso cuadro pintado en tabla con el martirio de san Erasmo, a quien los verdugos arrancan los intestinos. Pertenece al gótico internacional.

Debajo está el sepulcro de otro obispo, Manrique de Lara, que fue el iniciador de las obras de esta catedral al año 1188. El lienzo que cuelga sobre él, representa a la Sagrada Familia, y fue pintado por el pintor leonés José de Mongastón, el año 1664.

Capilla De Santa Teresa

Es la primera de la cabecera. Ya disfrutaba de dotación el año 1250, y en ella fueron enterrados varios jueces del tribunal eclesiástico. En sus muros se conservan frescos de Nicolás Francés o de discípulos suyos. La imagen de la santa es obra de Antonio de Paz, discípulo salmanticense de Gregorio Fernández. Las verjas fueron hechas por Bartolomé Carense, en 1644.

Capilla De La Virgen Del Camino

Fuera del plano de la Catedral se construyó una gran sala rectangular, dedicada a librería del Cabildo. Hoy es la capilla del Santísimo o, según la advocación popular, de la Virgen del Camino. Un pequeño recinto cuadrado de la cabecera del templo le sirve de vestíbulo. Se comenzó a construir el 22 de agosto de 1492. Concluyeron las obras el año 1505, fecha en que se procede a colocar los ventanales, realizados por Diego de Santillana. Es de estilo hispano-flamenco, de tres tramos, con bóvedas de crucería sobre pilares que posan en abultados repisones, entre los que hay un hombre luchando con dos serpientes, Ia reina de Saba, Sansón, un voluminoso fraile, etc. Son de una extraordinaria calidad los calados de la imposta y chambranas, en los que se entrecruzan animales fantásticos, monstruos, figuras humanas, oficios y actividades... Todo en auténtica filigrana sobre piedra. Otro buen elemento decorativo es el retablo pétreo, a cuyos lados campean los escudos de los obispos Valdivieso y Desprats, impulsores de la construcción. Es obra de Juan de Badajoz el Viejo.

Capilla De San Andrés

Se comunica con la anterior mediante arco carpanel construido por Juan de Badajoz el Mozo, entre los años 1533-1534. Su estilo es más avanzado, aunque la parte que da hacia la librería, con su greca de complicados trazados, sigue el mismo tipo de decoración que aquella. El arco se enmarca entre columnas abalaustradas, con toda la superficie cubierta de "candelieri", "puttis", niños con guirnaldas, etc. Todo ya del plateresco.

Sobre el muro del frente hay un valioso cuadro de san Andrés, pintado en el siglo XVII por Eugenio Cajes. En el del norte se encuentran empotrados dos hermosos relieves, correspondiéndose con los yacentes de Alfonso de Mansilla y su esposa, María Velázquez, patrocinadores de la Catedral.

Capilla Del Nacimiento

En ella se guarda el magnífico escultórico que escenifica el misterio de la Natividad del Cristo. Sobre el portal, se reproduce un paisaje montañoso, escarpado, con arbustos, ovejas y cabras. Los pastores permanecen atentos a los ángeles que les anuncian la noticia. Todo está hecho con gran primor, conjugando el realismo flamenco con una perfecta idealización. Esta obra se hizo cuando los artistas centroeuropeos del siglo XV labraban la sillería del coro.

En el muro de la izquierda está enterrado el obispo Arnaldo, fallecido en 1253, según reza el epitafio.

Las vidrieras, aunque restauradas, son del siglo XIII. Aluden a san lldefonso y a san Pedro, a quienes estaba dedicada la capilla en aquella época. Figuran también otros dos obispos: uno suele identificarse con san Froilán, y el otro con san Hipólito. En una de las rosetas se representan peregrinos ante la iglesia de Compostela.

Capilla De San Alvito

Está frente a la capilla del Nacimiento. Lo construyó Juan de Badajoz el Mozo, por mandato del obispo Pedro Manuel, el año 1527; se trata de un altar-sepulcro, concebido a modo de un arco de medio punto sobre cuyo entablamento se encuentra la urna con las cenizas del santo. El fuste de las columnas se decora con temas vitícolas cuyos pámpanos arrancan del dios Baco, tumbado en la parte inferior. Son un precedente claro de la columna salomónica. Tienen extremada delicadeza los relieves del intradós de la Virgen, así como otras del entierro de Cristo, su descenso al limbo y la Resurrección. El altar oculta otras relacionadas con la vida del santo.

La urna del sepulcro es de tipo florentino, ovalada, con abundante decoración. La imagen de bulto que descansa sobre el altar es del siglo XV, representando a San Alvito.

Capilla De La Virgen De La Esperanza

Hace pocos años que está presidida por esta imagen de la Virgen de la Esperanza. Es de piedra, esculpida a finales del siglo XIII. Su policromía es posterior. Representa, en realidad, a la Virgen apocalíptica, con el Niño Dios en su vientre, perseguido por el dragón. Pasó en muchas ocasiones a cerrar el árbol de Jesé. Originó, así mismo, el tipo de imágenes llamadas "abrideras", a modo de tríptico abierto que mostraba el fruto de sus entrañas. Finalmente, era bastante común representarla en el momento de la Anunciación, embarazada también, como creemos que es el caso presente, a juzgar por la filacteria que porta. Es una imagen lograda con gran realismo, muy querida por todos los leoneses.

En las vidrieras hay escenas de la vida de Jesús y de María. Todas ellas sufrieron profunda restauración el siglo pasado. El sepulcro del muro izquierdo pertenece al obispo Diego Ramírez (1 344-1354). Expresa la temática funeraria común.

Frente a esta capilla hay un fresco de Nicolás Francés, roto en el siglo XVIII para dar acceso al altar. En el hueco se colocó un lienzo del Ecce Horno, pintado por Neira en 1834. Suponemos que dicho lienzo intentó sustituir al original, en torno al cual se desarrolla toda la escena, que ocurre en el palacio de Pilato, mostrándose en todas las figuras un gran aire cortesano, rayando la caricatura.

Capilla De La Virgen Blanca

Es la más antigua de la catedral, dedicada, en su origen, al Salvador. Desde 1954 la preside la Virgen Blanca, imagen que ocupaba el parteluz de la puerta principal del Juicio, tras haber sido sustituida por una buena copia, realizada por Andrés Seoane.

Es probablemente la escultura más clásica del gótico leonés, liberada de toda connotación francesa. La Virgen permanece de pie, pisando al dragón, en clara referencia a su concepción inmaculada. Marca un gran avance hacia el naturalismo, aunque todavía se aprecian en ella algunos rasgos arcaizantes. El artista ha intentado establecer comunicación entre la Madre y el Hijo, si bien Ella sigue pendiente del espectador. Las formas son correctas, cargadas de plenitud, como lo acredita la belleza del rostro. Esta imagen, por sí sola, ha dado nombre a uno de los artistas más geniales de la estatuaria leonesa.

La escultura yaciente de la izquierda guarda los restos de la condesa doña Sancha, fundadora de un monasterio en Cabreros del Río, a mediados del siglo XIV Tras haberlo donado a la catedral, fue asesinada por un sobrino suyo. Éste es el acontecimiento que se recoge en el frontis del sepulcro: la condesa hace la donación que recibe el Niño en brazos de Santa María de Regla; a continuación los sicarios cometen el crimen; el sobrino, que primero contempla los hechos, cae luego del caballo, siendo arrastrado por el animal al quedar su pie enganchado en la espuela del estribo; esto le ocasionó la muerte.

El otro sepulcro pertenece al infante D. Alfonso, benefactor de la Catedral, que murió en 1377. Aparece su escudo de armas; por el borde de la estatua corre la siguiente inscripción: "MAESTRE MARCOS ME FECIT".

Sepulcro De Ordoño II

En el muro frontero a la Virgen Blanca se encuentra el sepulcro monumental de Ordoño II. La escultura del yacente ofrece sus dudas sobre la ubicación del original ya que parece haber sido concebida para mantenerse en pie. Ésta y el registro inferior del lucillo fueron ejecutados en el siglo XIII; en aquél hay dos escenas perfectamente diferenciadas: la de Cristo en la cruz, muerto ya, a quien Longinos clava la lanza y otro soldado ofrecía la esponja, san Juan y la Virgen y los dos ladrones crucificados; la obra es la del Descendimiento de la cruz, con gran riqueza de detalles, posturas, etc.... En la primera llama la atención el gesto de Longinos, quien lleva la mano izquierda al ojo donde ha caído una gota de sangre; todo ello por atenerse a la literatura apócrifa.

El resto es del siglo XV. Resalta la estilización y la verticalidad de Cristo y de las figuras de la parte superior, todas ellas proféticas, en contraste con las de san Pedro y san Pablo, situados en los laterales.

Capilla De San Antonio

Además de la imagen del santo, de mediados del siglo XVII, son valiosas las pinturas de las ojivas murales: la Anunciación y santa Cecilia, por el lado izquierdo, de escuela valenciana del siglo XVI; san Mamés y santa Catalina, formando pareja; santa Marta y la Glorificación de la Magdalena, por el muro de la derecha.

Las vidrieras, además de las figuras, narran escenas de la vida de san Clemente y de san Antonio; hay mezcla de épocas y estilos.

Frente a esta capilla hay una piadosa representación del Llanto ante Cristo muerto; la Virgen pone la mano sobre el corazón de Jesús para ver si aún está latiendo

Presacristía

A continuación de la capilla de San Antonio hay una capilla que sirve de paso hacia la sacristía. En 1250 ya estaba dedicada a san Clemente y a Santiago. Tiene gran valor artístico el relieve que efigia al obispo Gonzalo de Osorio, labrado por el maestro Jusquín a principios del siglo XV; todo está ejecutado con gran detallismo lográndose una labor de orfebrería tanto en los ornamentos como en los atributos episcopales: aparecen san Pedro y san Pablo en el pectoral; san Miguel, casi miniado, en el báculo; las orlas de la casulla, sus plegados, adquieren calidad de tela sedosa y rica.

Las vidrieras expresan temas del Antiguo Testamento, como la Creación del mundo y de Adán, Jeremías, Daniel... y del Nuevo: éstas se refieren a la infancia de Jesús.

Frente a este espacio, el arquitecto Juan López construyó un retablito funerario compuesto por arco de medio punto sobre columnas estriadas, con hermosos querubines en el friso. La urna contiene los restos del obispo san Pelayo (875-878). Remata su ático con la figura del santo, mientras a su lado campean dos virtudes.

Capilla Del Santo Cristo

Hasta el año 1524 estuvo dedicado a aposento de los sacristanes de la Catedral; en aquella fecha D. Andrés Pérez de Capillas, arcediano de Tricastella, quiso enriquecerla con un calvario que encargó a Juan de Valmaseda. Dos años más tarde, el mismo artista completó el retablo con los cuatro evangelistas y sus correspondientes símbolos. El conjunto marca un momento interesante dentro de la escultura leonesa; por una parte, se encuentra dentro de las líneas y espiritualidad goticista; por otra, ya aporta, dentro de su austeridad, manifestaciones renacentistas. No faltan detalles pintorescos, como las gafas de san Lucas.

En el muro opuesto, se levanta la llamada "puerta del cardo", que fue diseñada y ejecutada por Juan de Badajoz el Viejo. Se trata de un arco triunfal rebajado que culmina en tres conopias que se entrecruzan complicadamente; sus molduras se cubren de la más variada profusión de cardinas, hojas de roble, vides, pámpanos, animales fantásticos y otros temas menudos y bien dibujados, similares a los de la comisa de la capilla de la Virgen del Camino.

Esta puerta servía para dar acceso al altar desde la sacristía. A cada lado hay una imagen sobre hornacina de media caña. En lo alto, una Virgen con el Niño.

Capilla Del Carmen

La titular es copia de una imagen de Gregorio Fernández. Lo más interesante de esta capilla es el sepulcro del obispo Rodrigo Álvarez (1208-1233), que la dedicó a san Miguel; es el mejor conservado de la Catedral. Responde a la tipología clásica: yacente, frontis con escenas de sus obras de misericordia, liturgia funeraria y crucifixión de Cristo; dovelas y cenefas recrean los consabidos temas vegetales entre figuras de ángeles.

El retablo que está a continuación es del siglo XVIII, con buenas imágenes de san José, san Alfonso Mª. De Ligorio, san Benito y san Miguel.

En la rosa figuran los nombres de los artistas y pintores que trabajaron en la Catedral en la restauración de las vidrieras.

Crucero Sur

Correspondiéndose con el del brazo norte, otro extraordinario sepulcro, protegido por tres ojivas, se empotra en el muro occidental. Es obra, también, del Maestro de la Virgen Blanca. En él reposan los restos del obispo Martín Fernández, el protegido de Alfonso X y constructor de la Catedral. En los tres tímpanos, muy deteriorados por las humedades, se desarrollan las escenas de: la Anunciación, Huída a Egipto, Flagelación, Ecce Horno, Crucifixión y san Martín partiendo la capa

Capilla Mayor

El Cabildo leonés, impresionado por el "transparente" que Narciso Tomé había construido en la catedral de Toledo, decidió hacer una cosa parecida en el presbiterio de la suya. Contrató con dicho artista, y con su sobrino Simón Gavilán, un retablo descomunal, de aparatoso barroquismo y teatralidad, en sustitución del que Nicolás Francés había pintado durante el primer tercio del siglo XV, para esta capilla mayor. Aquel retablo, que se colocó el año 1740, chocaba con la sencillez y pureza de este templo, por lo que, una vez terminadas las obras de restauración a finales del siglo XIX, los arquitectos "puristas" determinaron desmontarlo. En la actualidad se encuentra en la iglesia de los PP. Capuchinos depositado por el Cabildo.

Por ello, se emprendió la tarea de reconstruir el antiguo, del gótico internacional, compuesto por dieciséis tableros grandes y varias decenas de otros más pequeños; la gran mayoría habían desaparecido; únicamente se pudieron recuperar los cinco mayores que integran el retablo que hoy contemplamos, más las dieciocho tablitas con que se compuso el trono del obispo. Tres de los primeros se relacionan con la vida de san Froilán; en el más alto se narra al traslado de los restos de Santiago desde Iria-Flavia a Compostela; el quinto narra la presentación de la Virgen en el templo. En todos ellos se descubren influencias giottescas y de los primitivos flamencos; son pinturas alegres, penetradas de naturaleza en todos sus elementos vivos, dan importancia a lo anecdótico, a lo minucioso y narrativo.

En la primera de la izquierda vemos a san Froilán en medio de un bosque de estructura casi arquitectónica, sometiéndose a la prueba de la brasa extraída de la lumbre que hay a sus pies: la acerca a sus labios y, al no quemarle, interpreta que Dios le llama a la predicación. Más adelante hay dos palomas revoloteando sobre su boca, una blanca y otra negra: la negra le abrasa y la blanca le produce dulzor, lo que simboliza el gozo del Espíritu Santo que actúa en él. La tabla que está encima recoge el momento de la consagración como obispo; participan en la ceremonia otros tres obispos consagrantes. Hay además presbíteros, monjes, acólitos; entre los asistentes está san Atilano, que también va a ser consagrado. En el broche de la capa pluvial se lee: Froylavinus.

A la misma altura, por el lado de la epístola, está la tercera tabla del ciclo de san Froilán. Narra la visita del rey Alfonso 111 al monasterio de Moreruela para convencer a san Froilán para que venga como obispo a León, a petición de los leoneses. El monarca va elegantemente vestido a la moda del siglo XV, acompañado por varios cortesanos. Salen dos monjes a recibirle, uno de los cuales le da la mano. Aparecen dos gallinas atadas en el suelo, un perro espulgándose, dos mujeres hilan, otra pareja con aire pintoresco asiste a la escena. Abundan, como vemos, los recursos costumbristas.

Debajo de la anterior, se encuentra la única tabla conservada con tema mariano: la presentación de la Virgen en el templo. María, jovencita, asciende por la escalinata hacia el altar, donde esperan dos sacerdotes. Abajo quedan san Joaquín, santa Ana y algunos parientes. Todo ocurre en el interior de un edificio gótico.

Rematando el retablo podemos presenciar el traslado de los restos de Santiago, como ya se dijo, transportado por un carro de bueyes, al uso medieval. Le guían dos clérigos, vestidos con dalmática, mientras otros dos sujetan por los cuernos a dos novillos salvajes. En el fondo aparece una pareja de pastores, uno de los cuales se lleva la mano a la frente para protegerse de los rayos del sol y contemplar la procesión.

El resto de las tablas que integran el retablo pertenecen a la escuela castellana. El apostolado que está sobre la hornacina, procede de Palanquinos, así como las de la Anunciación, Adoración de los Reyes, la Purificación y la venida del Espíritu Santo, enmarcadas en la predela. La de la Natividad y el Tránsito de María, que se mezclan con las anteriores, proceden de la iglesia del Mercado. De esta misma iglesia fueron traídas las que componen el retablito de la derecha: Apostolado, el Niño en el templo, la Misa de san Gregorio, el Descendimiento y la Adoración de los Reyes. Es muy probable que éstas últimas fueran pintadas por Juan Alonso y Bartolomé de Herreras, el año 1524, para un retablo que fue "visto y tasado" por Juan de Valmaseda y Lorenzo de Ávila.

Una pintura excepcional es la que ocupa el intercolumnio opuesto al retablo anterior, atribuida a Nicolás Francés. Representa el Descendimiento de la Cruz, o Llanto sobre Cristo muerto. Como si se tratase de un expositor, José de Arimatea y Nicodemo sostienen en una sábana blanca el cuerpo del Señor, mostrándole al espectador, antes de envolverlo y depositarlo en el sepulcro. Un grupo de personajes asisten a la escena desde el ángulo superior de la derecha, entre curiosos y perplejos. Para mayor realismo, no faltan los instrumentos de la pasión: tenazas, cuerdas, corona de espinas, clavos, etc. (Esta pieza ha sido trasladada a la Sala del Rosetón del Museo Catedralicio).

El Arca De San Froilan

Uno de los tesoros más preciados de la Catedral es la Arqueta de san Froilán, que se expone debajo del retablo de la capilla mayor. Siempre ha sido arca de reliquias, y en este momento guarda las de san Froilán, anacoreta y obispo, que fue uno de los pilares sobre los que se fundamentó el proyecto repoblador y misionero del último rey de Asturias, Alfonso III el Magno. Es obra de Enrique de Arte, que vino a León el año 1501, para trabajar en la Custodia del Corpus, desaparecida el año 1808, y que era una de las más grandiosas de España.

La arqueta estaba ya concluida el año 1520. En su origen era la mitad más pequeña, chapeada por ambas caras. El orfebre Suero de Argüello la dividió en dos piezas hacia el 1573, quedando guarnecidos únicamente los frentes. Esta separación se hizo para colocar el sagrario entre ambas partes. Tras varias vicisitudes, volvieron a unirse y quedar tal y como la vemos hoy. Sus diez arcos de medio punto, separados por pilastrillas, cobijan los relieves de: santa Catalina de Siena, san Pedro, san Bartolomé, san Esteban, san Pablo, san Juan, Santiago, san Lorenzo, y Catalina de Alejandría. La decoración es rica, de tipo lombardo en los elementos vegetales. Abundan candelieri, grutescos, roleos, fuentes, vides, etc. Remata en crestería calada.

Debajo de ella está el sagrario, caja enmarcada por dos columnas de fuste liso y capitel corintio. En sus portezuelas figuran san Pablo y Melquisedec. Fue hecha por Suero de Argüello el año 1586. Sobre ella, el artista Rebollo colocó un templete clásico el año 1826, en el que resaltaba la figura de san Froilán, cincelada en plata.

El Coro

La Catedral de León es macrocéfala, como las francesas. Era fácil así colocar un gran coro alrededor del presbiterio, como se venía haciendo desde la época paleocristiana, aunque esta costumbre se utilizó menos en España.

Dicho coro ocupaba los dos primeros intercolumnios próximos al altar, con las sillas paralelas al eje de la iglesia. Las cuatro primeras de ambos lados se cerraron en escuadra en el siglo XVI, lo que originó la construcción del trascoro, quedando así el espacio de la capilla recogido con mayor intimidad para los actos litúrgicos. Permaneció allí, en el presbiterio, hasta el año 1746, en que el arquitecto Tomé lo colocó en el lugar que hoy ocupa. Ésta había sido una vieja aspiración del Cabildo, a quien se lo prohibió el rey Felipe II porque "se perdería la gracia y el ornato que tenía dicha iglesia".

Es una de las sillerías más bellas del siglo XV; empezó a tallarse el año 1467 para estar concluida en 148 1. El Cabildo mandó al maestro Enrique, carpintero de la Catedral, que "fuese a ver a examinar las sillas de Sant Fagund, e de Palencia, e fuese a Segovia..."

Se encargó de la obra el maestro Jusquín, que por entonces trabajaba en la fábrica. Los dos artistas más importantes que participaron en su factura fueron Juan de Malinas y Copín de Holanda, quien se hizo cargo de los trabajos el año 1475, tras fallecer aquél.

Toda ella está ejecutada con suma destreza. Las figuras tienen un dibujo excelente, entre la naturalidad y la elegancia. Además del letrero correspondiente, cada una lleva su atributo, por lo que es fácil identificarlas en su totalidad.

Se divide en dos coros, con doble orden de sillerías cada uno: el del Rey, por el lado del evangelio y el del Obispo, por el lado de la epístola.

Coro

A. Costados:

1. Isaac reconociendo a su hijo Jacob; 2. Esaú vendiendo la primogenitura por un plato de lentejas; 3. Un rey de Israel; 4. Rajab sujeta la cuerda por la que desciende uno de los emisarios de Josué desde los muros de Jericó.

B. Sillas Bajas:

1. La Ley antigua con la lanza rota y las tablas; 2. La Sibila Tiburtina dotada de profetismo; 3. Judas Macabeo; 4. El profeta Abacuc; 5. Daniel entre los leones; 6. Jeremías; 7. Esther con corona y cetro reales; 8. Jabel, con el martillo y el clavo que atravesó el cráneo de Sisara; 9. Gedeón, vencedor de los madianitas; 10. El joven Tobías con el pez; 11. El viejo Tobías aplicando la mano a sus ojos ciegos; 12. Nehemías, con el libro de la Ley; 13. Eliseo. 14. Assa, rey de Israel; 15. Un obispo; 16. Elías sobre un carro de fuego; 17. San Juan Bautista con el cordero; 18. Enoch, con la filacteria profética; 19. San Jorge acosando al dragón; 20. La Visitación de la Virgen a santa Isabel; 21. Genealogía de Cristo.

C. Sillas Altas:

1. La Virgen María; 2. San Gabriel; 3. Abraham dispuesto a sacrificar a su hijo Isaac; 4. Isaac con sus hijos Esaú y Jacob; 5. Jacob, ante la visión de la escalera y los ángeles; 6. Esaú con un trofeo de caza; 7. San Pablo; 8. Santo Tomás; 9. Santiago Alfeo; 10. San Felipe; 11. San Mateo; 12. San Marcos; 13. San Lorenzo con la parrilla; 14. San Vicente con dos cuervos y una cadena al cuello; 15. La virtud de la Prudencia con un espejo; 16. San Martín partiendo la capa con el mendigo; 17. San Froilán con el lobo; 18. San Nicolás obispo; 19. San Francisco de Asís; 20. Santa Catalina con la rueda del martirio; 21. Santa Marta pisando al dragón; 22. Santa Lucía, con palma y espada; 23. Santa Juliana, con acetre y manteniendo preso al demonio; 24. San Claudio vestido de soldado.

Coro del Obispo.

A. Costados:

1. Noé con sus hijos; 2. El Diluvio, el Arca de Noé y el Arco Iris; 3. Un rey de Israel; 4. Esther intercediendo ante el rey Asuero.

B. Sillas Bajas:

1. La Ley nueva, con cáliz y cruz; 2. El anciano Simeón con el Niño Jesús en sus brazos; 3. Joel; 4. Zacarías; 5. Ezequiel; 6. Isaías, con la sierra del martirio; 7. Judit, con la cabeza de Holofernes; 8. La reina de Saba, admiradora de Salomón; 9. Salomón; 10. David (ambos con instrumento de cuerda); 11. Natán; 12. Samuel; 13. Job, con sus vacas y ovejas muertas por el fuego caído de las nubes; 14. Un obispo; 15. El sacerdote Aarón; 16. Josué vestido de soldado; 17. Moisés, con los cuernos y las tablas de la ley; 18. Escena con tres actos: Sansón desquitando al león; Dalila huyendo a caballo y Sansón siendo apresado por los filisteos; 19. Jesús descendiendo al Limbo; 20. La precipitación de los ángeles en el Averno.

C. Sillas Altas:

1. La creación de Eva, que sale del pecho de Adán; 2. El arcángel san Miguel; 3. Un ángel, que puede ser el que expulsó del Paraíso a Adán y Eva; 4. Éstos, con túnica muy sencilla y una azada, haciendo referencia al momento posterior a la caída; 5. Noé con el arca del Diluvio sobre el pecho; 6. Nemrot, conocido como "el más grande cazador ante Yahvé", se ha identificado como Gilgamés, luchador y guerrero; 7. San Pedro con las llaves; 8. San Andrés con la cruz aspada; 9. San Juan con el cáliz; 10. San Bartolomé sujetando al dragón; 11. San Lucas con el toro; 12. San Esteban con las piedras del martirio; 13. San Sebastián; 14. La virtud de la Fortaleza; 15. San Lupercio; 16. San Silvestre; 17. San Isidoro; 18. San Jerónimo con el león; 19. Santo Domingo con un lobo; 20. La Magdalena con el tarro de los perfumes; 21. Santa Elena con la cruz por ella encontrada; 22. Santa Cristina con una rueda de molino atada al cuello y dardos; 23. Santa Bárbara con el torreón del martirio; 24. San Marcelo.

En los dos pilaretes de la embocadura hay otras seis imágenes de difícil identificación; múltiples figuras, fantásticas y picarescas casi siempre, se esconden en las misericordias, brazos de sillares, enjutas, etc.

El Trascoro

Aunque rompe la unidad espacial del templo, el trascoro es una obra genial del renacimiento español. Se comenzó a construir el año 1577, bajo la dirección de Juan López, sobre planos que había trazado Juan de Badajoz el Mozo un tercio de siglo antes. El continuador de las obras fue Baltasar Gutiérrez, quien completó la estructura, en cuya decoración se quiere ver la mano borgoñesa de Juan de Juni. Se concibe todo como un monumental arco de triunfo con un cuerpo de dos tableros a cada lado, enmarcados por columnillas de tercia, teniendo como pedestal un gran zócalo. En los relieves se representan las escenas de: la Natividad de la Virgen, la Anunciación, el Nacimiento de Cristo y la Adoración de los Reyes. Las cuatro imágenes que campean sobre él, efigian a san Pedro y san Pablo, a san Marcelo y san Isidoro. En el ático, por la parte delantera, está la Asunción de María, y, mirando al altar, san Froilán.

Dichas imágenes, lo mismo que los tableros de alabastro, fueron contratados por el cabildo con Juan de Juni y Esteban Jordán el 16 de febrero de 1577, fecha en que estaban avecinados en Valladolid, aunque ya antes habían estado vinculados a León. La realización de la obra corrió por cuenta de Esteban Jordán solamente, según los documentos conservados en el archivo de la Catedral, por haber fallecido Juni. El crucifijo que remata el conjunto está siendo considerado como de Bautista Vázquez, tras haberle presentado en concurso con otro del artista anterior.

Otras pequeñas representaciones de sibilas, virtudes y medallones se distribuyen sobre el entablamento.

Si impresionante es la escultura del trascoro, no de menor calidad son los trabajos de decoración que cubren sus campos: abundan los temas mitológicos, atlantes, figuras afrontadas, grutescos, bucráneos, arquitecturas fantásticas, entrelazándose los temas bíblicos con otros alegóricos. Entre aquéllos destaca el árbol de Jesé, con buena labor de trépano, que asciende por las jambas del arco.

Los muros laterales de los dos primeros tramos del coro son de Baltasar Gutiérrez; el resto los construyó Narciso Tomé en 1744. La verja que lo cierra

Fue fabricada por Félix Granda, bajo diseño de Manuel de Cárdenas, el año 1915.

CONCLUSIONES

Después de acabar este trabajo me a servido para aprender bastante de este templo el cual desconocía incluso su existencia, por la fotos que he encontrado y por su descripción se adivina su belleza, también me ha llamado mucho la atención la cantidad de vidrieras que posee que hace que la catedral parezca que no tiene muros, también me ha llamado la atención el anhelo medieval de resaltar su ciudad por encima de todo, lo que llevo a construir la grandes catedrales , otra cosa que me ha impactado es que por la acción de arquitectos incompetentes casi se pierde esta joya arquitectónica para siempre.

Israel Raposo